Soy de TACNA, y escribo desde acá ocurrencias propias y no necesariamente por coyunturas.

miércoles, 11 de enero de 2012

EL DNI 1



Pues creo que esto sería un ejemplo para TACNAMANTA SOCIALES
Es una copia de copia acerca de mi DNI al que hice una disección algo minuciosa, por lo que los detalles abundan.  


Así empieza:



«Esto es de una experiencia que tuve el momento que me dieron mi DNI. A la distancia, puedo notar que este DNI está muy desgastado, debido más que al tiempo, a los múltiples usos (incluidas faltas de cuidado) que da un mentís a mi primer pensamiento en el que reducía a casi nada su utilidad. Me ha servido en varias ocasiones, como para mi inscripción para la Universidad, y para cuando entré, en la matrícula. En medio de viajes interprovinciales,  los policías no me llevaron a la cana gracias a este plástico. He votado un par de veces también gracias a (o por culpa de) mi DNI. Es más, varias veces, porque no tengo carné universitario, usé mi DNI para identificarme y entrar a la U, sin esta cosa habría tenido que volver a casa por el carné de biblioteca, pelearme con lo guardianes o quedar fuera conversando con el sol cuyo lenguaje es siempre muy caluroso. No fue menos su aporte valioso en algunos de mis trabajos universitarios en los que lo usaba como regla, de ahí las manchas de plumón tan visibles. Todos estos servicios, unidas a sus manchas, dobleces y notables surcos, lo hacen merecedor de mis respetos sincerísimos. Pero debiera cambiarlo, porque ya da pena verlo así de machucado, y a veces vergüenza, lo admito. Trascribo lo que escribí en esa ocasión:


«…Pasada la mitad de la calle ingresé al aposento aquél. No estaba nada lleno; es más no hubo necesidad de formar en una fila. Directo al grano. Luego de unos minutos en los cuales el encargado rebuscaba entre una cantidad inmensísima de documentos similares, halló lo que buscaba y me lo entrego desganado, nada interesado: ya habría dado tarjetas iguales a mil iguales más. Yo, sin embargo, estuve casi en el paroxismo de la impresión y admiración pensando que aquel, este, trozo tenue de plástico era mío y contenía inscripciones motivadas por mis características. El código de mi identificación es el número más común del universo.


«Esta tarjeta contiene particularidades que la diferencian de las otras parientas suyas. A primera vista, lo más saltante es lógicamente mi cara  retratada sobre un papel extraño en una sala brillante. Este recorte de fotografía está surcado por líneas ondulares, algo así como huellas digitales, las que se extienden llegando  a cubrir todo el documento. En la base de la foto, en líneas delgadas y rojas, nótase mi apellido paterno. En el borde izquierdo de la imagen, también en rojo, se repite el código de identificación. Hay, ya para terminar con lo de mi cara, en el margen central derecho del DNI una réplica más opaca y reducida de mi fotografía. 




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