Soy de TACNA, y escribo desde acá ocurrencias propias y no necesariamente por coyunturas.

martes, 20 de enero de 2015

INVESTIGACIÓN



Pongo aquí una especie de alegoría a mi inquietud por lo que se conoce como Investigación. En realidad, soy de la opinión de que el nombre es aburrido y está muy manoseado; por eso quise darle algo de sentimiento y le cambié el nombre. Le he puesto Ximena. Explico la historia más abajo.


Son las dos de la mañana. No puedo dormir. Cada día me inquieta más la imagen de una mujer. Ximena es su nombre y no puedo creer la perfección de esas tres sílabas, de mí tan cerca y tan lejos a la vez. Ese nombre está hecho para vivir conmigo; lo he soñado y vivido. Es como si yo mismo se lo hubiera puesto. Desde niño me has atraído. Admito que estoy enamorado. No he tenido aún el valor de confesártelo, te he estado mirando de lejos, con temor, y algo de curiosidad: no sales mucho y aun así, siempre te veo rodeada de amigos. Son tantos que no me dejan acercárteme.  Has sido novia de varios de ellos, aunque las relaciones nunca terminaron bien. No creo equivocarme si te dijera que son ellos los que siempre terminan contigo. Lo más extraño es que a ti parece no importarte y te buscas a otro. ¿Y sabiendo todo esto me quiero enredar contigo? El amor no piensa, solo siente. Yo creo que esta vez será diferente. Ximena, casi nunca nos encontramos y sin embargo, he visto en ti lo que no he podido encontrar en cualquier otra: me has encantado.


Esta mañana me decidí a buscarte en tu casa. Quería decirte lo que tengo todo este tiempo guardado; yo sé que podemos tener algo juntos. No sé de dónde saqué las fuerzas para hacerlo; he ido con toda mi voluntad, pero contra mis infinitos nervios y reservas. No quería verte acompañada. Te quería sola, sola conmigo ese instante. Pero todo fue un fracaso. Acabo de regresar. No logré nada. Estoy ofuscado. Ni siquiera pude verte. Llegué, toqué el timbre en el lugar que tenía como tu casa. Solo encontré a un grupete de señoras medio sordas que apenas y me hablaron. A la verdad, no creo que sea tu casa. ¡Ni siquiera te conocían! ¿Qué significa esto? Me encuentro perplejo.


Han pasado tres días. No he soportado más la angustia y te estoy buscando ahora mismo. ¡Hay otras mil formas de encontrarte! En esta ocasión, usaré internet. ¡Bingo! ¡Qué veloz! Allí estás. Estás en línea. Ya  no importa si crees que estoy desesperado por encontrarte; no me importa. Te escribiré… pasan unos minutos…no me respondes. Insisto. ¡Ahí estás! Me preguntas que quién soy. Te doy mis señas; lo recuerdas y me saludas con una sonrisa :); te vuelvo a preguntar. “Sí, es mi casa. Yo no estaba en ese momento” “Falso, ¿por qué no me quieres decir dónde vives?”, escribo sin notar la desesperación y agresividad de la frase. “Oye, qué te pasa. ¿Me estás llamando mentirosa?”, respondes. “No, para nada”, contesto, pero por dentro sí, te estoy llamando mentirosa y me remuerde el corazón este pensamiento. Intento una justificación: “¿Cómo es que no te conocían, entonces? ¿En tu propia casa?” Expresión de risas. Yo no le veo la gracia. “Es que tú no sabes con qué tipo de gente vivo”, me escribes, “son personas a las que les importo un bledo; es como si no me conocieran. Es más, empiezo a creer que me toman por una intrusa. Además, son de edad y ya están aburridas de alojarme”. No le niego esto último; los tipos que vi en su ´casa´ tenían cara de apáticos y molestos. 


Hoy te vi, nuevamente con un acompañante. Estoy cierto de que será un estado pasajero. ¿Así será por siempre? ¿Qué ganas con esto? Son buenos chicos, cierto, pero no les interesas, ¿no lo notas, acaso? Vuelvo a escribirte: “Ximena, ¡tú te has dejado rebajar! Tú no eres para ellos; tú te dejaste confundir, porque tú no eres así, parecieras tu sombra. Nadie te merece aquí. Déjame cortejarte, acéptame la cita; yo sí puedo darte lo que buscas. Te hablo así tan idiotamente porque tú sí me gustas. Yo sí te quiero”. “Friendzone“. “:(

finis
 


No es la primera vez que intento un texto de esta naturaleza. En JOSÉ MI HISTORIA escribí sobre el desarrollo del Perú, pero no creo que se haya entendido ni jota desde esa perspectiva. Por eso, he decidido, colocar la interpretación de este nuevo. Ahí va.




De niño, cuando veía a algún pariente exaltar a los cuatro vientos su nuevo o antiguo trabajo, no entendía por qué mostraban tanta satisfacción. “Estoy en tal Corte”, “en mi negocio ganamos un dineral”, “me pagan bien y tengo muchas horas libres”, “como ganó X ya tengo chamba fija; tanto esfuerzo ayudando en la campaña no fue por las puras. Ojalá fueras más grande y te llevo conmigo; haces cualquier cosa y te pagan bien”.
Entendía muy bien eso de la alegría por el dinero que se ganaría, debido a que mi familia no es de tenerlo abundante. Lo que no captaba era el ufanarse por el trabajo per se. Siempre pensé que, de las distintas labores que la gente realizaba, la única verdaderamente valiosa era la que creaba, la que buscaba y exponía algo no hecho antes. Con el paso de los años, he moderado mi pensamiento un poco: hay algunas otras ocupaciones que también valen. Pero sigo creyendo que la más elevada es la que crea algo novedoso, o lo encuentra, o lo idea al menos.
Con el tiempo, además, hallé que a eso en ocasiones lo llamaban INVESTIGACIÓN, y lo enseñaban en universidades e institutos, aunque su forma de hacerlo es aburrida, no por los docentes que la imparten a propósito, llenándolas de pasos tras pasos, métodos, y definiciones los que, sin embargo, dada la naturaleza didáctica que deben tener estos centros de instrucción vienen a ser totalmente necesarias. Yo he recibido clases de este tipo. Y me ha llamado la atención grandemente esto de “investigar”, aun y a pesar de las clases.


He querido encontrar un lugar en la universidad de Tacna que se dedique a la investigación. Quería conocer qué proponía, qué labor realizaba, si yo podría unírmeles, aunque sé que todavía soy un sumo inexperto. Nadie me dio razón. Ni los mismos encargados de la Nacional sabían a lo que me refería y por eso me pedían que me explique mejor; yo no estaba tan nervioso como para no hacerme entender. Salí decepcionado. No era cierto: había leído que la Universidad debería ser la sede de la investigación.


Opté por buscar en las página web de la U. tuve esperanza al inicio, hallé algo llamado OGIN (Oficina General de Investigación); pero la esperanza se esfumó al punto. Fuera del halagüeño nombre no hallé más: links desactualizados, pocas ideas, poco uso. He estado buen rato mirando la pantalla de la PC sin encontrar respuesta. Es cierto, ya lo sabía. Tenía la certeza de que no encontraría gran cosa en mi búsqueda.
Se me ocurre otra idea. Quién sabe. Solo intento alargar mi tenue esperanza. Voy a buscar algo interesante en la UPT. Peor. Ni siquiera hay una esquina baja que hable del tema. ¡Qué fiasco! Hubiera querido creer en que para algo sirven nuestros institutos superiores. Misión, Visión, Oficinas de investigación, todas inútiles, sin alma y llenos de letras.


Escribo esto a modo de desahogo. Es incómodo. Aquí investigar solo sirve para que les den esos cartones inflados. La investigación es reina en los últimos años de cualquier carrera dizque profesional; solo ahí. La utilizan. Cayó bajo. Será necesaria para sacar un título cualquiera y todo eso, pero no merece el nombre. Peor aun: eso que hacen no es investigación, es su penumbra. No por ella misma, sino por el descuido con que se va elaborando y con el desgano con el que los jurados califican. Sin mentira, a las instituciones superiores no les interesa la Investigación; tal vez, no sea tan necesaria una Universidad o Instituto. La friendzone sería más bien a la casa de la historia y no a Ximena. :)

 




1 comentario:

  1. Coincidencias de la vida. Hoy han publicado un artículo en un periódico sobre lo mal que tratan en el Perú a Ximena.
    http://peru21.pe/opinion/canon-al-tacho-universitario-2209886?href=pbox

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