Escribo sobre Luis Alberto
Sánchez, ilustre personaje del siglo XX peruano, perteneciente a la llamada
Generación del “Centenario”, ese incomparable grupo de peruanos que surgió poco
antes de cumplirse los primeros cien años de la Independencia.
En la última entrada me
preguntaba sobre el Sánchez vicepresidente del horrible primer gobierno
aprista: “¿Cómo una persona tan preparada
y consciente no pudo impedir o quizá disminuir el daño del pésimo gobierno que
él mismo conformó?”
Primero que todo: Quizá me
equivoco; quizá Sánchez sí hizo algo por mejorar el gobierno aprista y no le
dejaron. No lo sé a ciencia cierta; no he encontrado información sobre ese
punto en particular. Como dije, solo desde este último fin de semana empecé a
conocer a este señor; pero usaré esta idea, a medias tal vez, para justificar los
títulos que llevan estos ensayos.
Jorge Basadre, un conocido de
LAS, nombró a uno de los primeros capítulos de su Historia de la República (cito
de memoria): “El primer Congreso Constituyente
y el choque entre el mundo de las ideas
y el mundo de los hechos.”
Las ideas y los hechos. Los países hispanoamericanos, apenas
alcanzaron la Independencia se fueron, muy liberalmente, a la formación de grandes
Repúblicas libres, democráticas, jóvenes y llenas de esperanza (La Gran
Colombia, el Perú antes de Bolívar, Las Provincias Unidas de Centroamérica o
las del Río de la Plata). Al cabo de un poco de tiempo, esas repúblicas libres,
democráticas, jóvenes y esperanzadas se hacían la guerra una a otra y se fueron
separando en naciones cada vez más pequeñas. Brasil tuvo una monarquía constitucional
hasta casi el siglo XX, el Imperio de Brasil, que cohesionó el país, evitó las
guerras frecuentes que desangraron económica y socialmente a sus vecinos, lo
hizo extenderse y, digamos, ayudó a formar la potencia que hoy es (aun y con
todos los problemas que tenga actualmente). Pero, y ¿los Estados Unidos de
Norteamérica?
.-.-.
En el Perú tenemos esa notable
disputa entre Monteagudo y Sánchez Carrión. El primero, vocero de San Martín,
prefería un gobierno monárquico-constitucional para el Perú, una especie de transición
entre el Virreinato y la República. “El solitario de Sayán”, junto con otros
como Luna Pizarro y Mariátegui, anitmonárquico solo tenía algo en mente: la
República Peruana, que terminó finalmente triunfando. La idea era válida “Somos independientes, tenemos derecho a gobernarnos.” Pero, bueno,
los historiadores afirman que la fórmula de San Martín y Monteagudo nos hubiera
ahorrado muchas de las calamidades de ese terrible siglo XIX para el Perú. Es que ese extranjero de Monteagudo era un sibarita
soberbio y no le caía bien a nadie.
Rara y así la realidad que,
volviendo con nuestro Sánchez moderno, es el mismo Gobierno Revolucionario, el
que no se llevó bien con Sánchez hasta el punto de motivar su renuncia al
rectorado de San Marcos, es ese mismo gobierno fue el que publicó el libro del
que yo tengo entre manos. Como lo que hacía Castilla con Fuentes. Es que una
cosa es lo que parece o lo que nosotros creemos y otra la realidad. Realidad o
Historia que forman seres humanos, con sus pasiones errores y aciertos,
parafraseando un poco al maestro Basadre. El
azar en la historia.
Uno no puede sino aumentarle algo
del tiempo de gracia a las críticas hacia las autoridades que gobiernan el país
o hasta la ciudad. No es tarea fácil, y menos para los improvisados que tenemos
en los sillones de gobierno actual (electos en voto democrático y voluntario,
aunque poco reflexivo). No es solo decir haré
esto y aquello y si salvaré a mi amado Perú porque lo que yo creo y he leído en mis libros es la verdadera
salvación para la sufrida patria que gobiernan estos corruptos hdp… pues una
cosa es lo que se dice o cree y otra es la realidad que no siempre resulta ser
tan favorable a nuestros designios, muy cándidos a veces.
¿Qué dice usted, Sánchez, no
resultó fácil al final? De todos modos, una persona digna de toda nuestra
admiración y sincero aplauso.
Esta es la página que muestra lo que digo del apoyo del Gobierno Revolucionario a la obra de Luis Alberto Sánchez. Como se ve, el texto data de 1973, dos años antes del "Tacnazo" de Morales Bermúdez.
San Martín, Sánchez Carrión y Bolívar. Sorprende que sea el mismo Sánchez Carrión, paladín del gobierno republicano haya sido uno de los promotores de la venida de Bolívar al Perú a asumir la primera Dictadura que conozcamos. Ideas vs Hechos, se necesitaba a Bolívar como dictador para concluir la empresa de la Independencia y así lo entendió el tribuno peruano.
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