Hace unos días, en el
mercado de mi barrio, mi casera de jugo mixto me comentaba que había conversado
con unos oficiales y que le habían dicho que la guerra era inminente: nosotros
íbamos a ganar en La Haya y los chilenos no lo iban a aceptar. Por eso, seguía
hablando mi casera, la mayoría de los militares de alto rango acantonados acá ya
había llevado a sus familias más al norte, por eso también habían llamado a los reservistas, por
eso en fin estaban en pleno entrenamiento de
guerra en Tacna, y lo maquillaban con que se estaba haciendo una película
sobre la Batalla del alto de la Alianza.
No sé cuánto de verdad hay
en todo lo que me dijo la señora. Algunos periódicos de baja estofa también “alertan”
al pueblo peruano de la inminente guerra. En lo personal no creo que llegue
tal: Chile tiene tanto o más que perder si se mete en un conflicto de armas. Y los
que hablan de guerra son los mismos que
exageran noticias, por ello no creo mucho en sus dichos.
Sin embargo, nunca está
ajena la duda, la posibilidad; más aun si sabemos que los rotos todo lo quieren
ver como una conspiración en su contra: hace poco el diario El Mercurio afirmaba
– en relación con el argumento peruano de los pactos pesqueros del 52 y 54- que “El desconocimiento de los Estados es amenazante
para la sana y pacífica convivencia de los pueblos." Bueno,
entonces digamos los peruanos que “la renuente negativa a negociar serena y
diplomáticamente por parte de algunos Estados es amenazante para la sana y
pacífica convivencia de los pueblos.”
Hay otros puntos generadores
de suspicacias, como que el que escribe es un fanático de la Historia: es la
misma ciencia de Herodoto la que dice que la guerra del 79 se dio aun cuando la
casi totalidad de la inteligentsia peruana aseguraba que un conflicto con Chile
era impensable. Quiera Dios que en esta ocasión, la inteligentsia no yerre en
su confianza.
El argumento del Perú es
sólido. He leído varias páginas acerca del tema y me parece que es la posición
que tiene las de ganar. La parte chilena tampoco es que sea infantil; tiene
buenos argumentos, aunque los nuestros son superiores, en una opinión personal.
Los alegatos inician mañana. Ya todo está en manos del equipo peruano que está en
Holanda. Confiemos en ellos y en la imparcialidad de los jueces de la Corte; no
nos queda otra. De ganar nosotros, más que un pedazo de mar, logramos un lustre
luminoso a nuestra cada vez más brillante autoestima y una cohesión positiva
entre los actores políticos nacionales muy saludable a nuestro imperfecto
sistema. Los chilenos perderán lo que nosotros les ganemos y esperemos que nada
más que eso.
Si no se logra el objetivo,
la pregunta es ¿qué hará el sector “duro” del país? Nos suponemos que pegarán
el grito al cielo, insultarán a los juristas peruanos, a los de La Haya, a los
Gobernantes, a los chilenos y a los que los llamen a la calma. No se piense
esperar otra respuesta. Entonces, lo mejor para nosotros es GANAR. Hay que
ganar. Vamos, tío Wagner, tú sabes pe.
-.-.-.
Un documento muy ilustrativo es el que presenta el diario El comercio en una edición especial, accesible a todos en http://elcomercio.pe/actualidad/1500868/noticia-edicion-especial-descarga-pdf-suplemento-peru-haya?ft=grid
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