Una vez, me enseñó portugués una profesora brasileña...
muy divertida, que nos hablaba también mucho de la cultura de su país...
«Curitiba, primer mundo; Brasilia, primer mundo». «Ciudades inmensas». «Tenemos nuestra propia Academia de la Lengua». «Hoy somos más que nuestros conquistadores (o sea, Portugal)». «Garotos son solo los de Rio de Janeiro». «Los que hacen bromas imitando el portugués parecen gays». «La caipirinha es deliciosa». «Pelé». «Muchas de nuestras ciudades tienen cableado subterráneo hace tiempo».
_ Profesora, o que é cableado subterráneo?
_Voce sale às ruas da sua cidade?
_Sim
_Bueno, ¿tú ves entonces, los postes de luz, teléfono, cable o internet a cada paso, con la infinidad de cables que transportan?
_ Sí, sí.
_ Pues, en algunas ciudades de Brasil* todos esos cables están debajo de la tierra. Mira esta foto de la calle de mi barrio:
_ Se ve mejor, ya entendí; tienen calles bonitas.
_ Sim, obrigada.
Se me ocurrió narrar la experiencia (dramatizando un poco) por uno de los últimas obras que veo de nuestros muy amantísimos alcaldes provinciales, el Gordo Torres y Carita...
Hace poco, los de Tacna, hemos visto cómo se asfalta calles céntricas de la ciudad. Antes del asfaltado, los obreros han roto las pistas unos centímetros para cambiar tuberías viejas. Casi lo mismo que hacía el Simpaticón antes de jalarse de la Muni.
¡Fantástico! ¡Bien hecho! Y que no sea solo para el Centro de Tacna sino para todos sus rincones. Las pistas de toda Tacna son un desastre, pareciera que nunca hubieran recibido mantenimineto. Si se puede reaslfaltar calles, sea; ¿qué más puede hacer un alcalde de ciudad pequeña?
Pero, por qué no se les ocurre también –como a los brasileños- enterrar los cables que tenemos a vista de todo mundo y que dan un mal aspecto. Es cierto que el gasto aumentaría, y no poco, pero me parece una inversión aprobable, para irnos pareciendo a una ciudad moderna. Fíjense nada más, ustedes mismos, de la apariencia que da esa telaraña a nuestras calles.
Con que se haga a las zonas principalísimas (como la de la foto; la esquina de Patricio Meléndez y San Martín), creo que nos caería bien y no sería plata echada al tacho. De todos modos, si Tacna sigue por el camino de la modernidad, tarde o temprano lo tendrá que hacer. Y ya tenemos una muestra de ello aquí mismo, si no me equivoco, en los postes de luz que se puso Plaza Vea para alumbrase la entrada.
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* Ya en algunas de nuestras ciudades también se ha empezado a hacer también.
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