Soy de TACNA, y escribo desde acá ocurrencias propias y no necesariamente por coyunturas.

lunes, 25 de julio de 2011

CREO QUE DE POLÍTICA PARTE 3

Esto viene de CREO QUE DE POLÍTICA PARTE 2


Tal era la situación desde el mismo comienzo, que los primeros días de los hechos, los empresarios de la CONFIEP dieron un comunicado a través de los medios de información pidiendo más firmeza al Gobierno para detener la ola de protestas que se avecinaba. Y, para aumentar más el descontento colectivo, en plenos días difíciles se da la noticia de que el juez chileno no permitió la extradición de Fujimori.

Creo que el Gobierno, con actos, digamos, controvertidos como la promulgación de la Ley Magisterial, las represiones militares y policiales (enérgicas algunas), el apresamiento de Diez Canseco y de algunos dirigentes sutepistas, nos muestra que está poniendo mano dura a las protestas. Sin embargo, días atrás, la congresista Hildebrant  criticaba la blandura con que el Gobierno actuaba a causa de una ausencia, por complejo, de mayor fortaleza en sus acciones. Algo de cierto veo en sus dichos.


Sacando de lado a TV PERU, sucesora de la Televisión Nacional del Perú, todas las emisoras capitalinas (en mi opinión, hablando con independencia), no aprueban las medidas adoptadas por los manifestantes. Muestran, de otro lado, relativa aprobación a las medidas gobiernistas. En provincias, ocurre mayoritariamente lo contrario, al menos en Tacna y Arequipa. Así tenemos que, mientras en provincias se llama «comprados y traidores» a los de Lima, bien pueden irrogarles éstos «manipulados por extremistas y exaltados».



En medio de tanta inestabilidad sobrevínome el temor e ver mi país así. Pues estas queas y paralizaciones no se hacen de la nada ni tampoco es mi deseo que se silencien todos, padeciendo injusticias callados. Muchos aliimentos vitales han elevado sus precios, pero la gente no cuenta con  dinero extra para restar importancia al alza. Si anteriormente había personas, familias, pueblos, con dificultades económicas; ¿cómo, Dios mío, estarán ahora? Y nosotros, qué poco reparamos en sus sufrimientos. La situación hace vñalida la exigencia de una justa distribución de las riquezas del Perú, que por ser de los peruanos sin excepción ni acepción, todos debiérmaos disfrutarlas y no sufrir hambre o indiferencia. Pueden haber ocasiones en que sea perentorio alzar la voz y actuar (pero actuar sabiamente) ante estos modos de vida  de una indolencia contumaz  y centenaria; y, de hecho, las justas luchas deben ser apoyadas, en la medida en que continúen siendo justas para todos.

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