¿QUÉ SE HA DICHO ACERCA DE NUESTRA CIUDAD?
Trataré a lo largo de este mes de Aniversario de Tacna, de poner escritos que se hayan dicho acerca de nuestra queridísima Tacna.
TACNA
Tacna, la ciudad donde he nacido, no
fue fundada por los españoles. Se fue haciendo como la querían sus hijos.
Aquí, entre los cerros Arunta y el Intiorko y a la sombra de sus volcanes, Tacora y Chupiquiña, se dio el Primer Grito de Libertad, en 1811. Por ello se le concedió el título de Heroica Ciudad.
Tacna, tierra madre del Vigil, el
santo de la idea, “columna de mármol a orillas de un río cenagoso”, lo llamó
González Prada, y de Basadre, el Historiador de la República. Cuna de Barreto,
el Cantor del Cautiverio, de Jaimes Freyre y de Molina. Inspiradora de la
Bohemia Tacneña y de su máximo vocero, la revista LETRAS, injustamente
olvidada.
Ciudad castigada por terremotos
devastadores, como los de 1833 y 1868; por la fiebre amarilla, en 1869, y por
la guerra, empieza su cautiverio el 26 de Mayo de 1880. Pocas ciudades pueden
exhibir más grande martirologio.
Tacna, mi ciudad, resistió con estoicismo su calvario. Vio como se cerraban sus escuelas, sus iglesias y sus diarios. Tres bastiones en los que la peruanidad bullía. Entonces, la resistencia se trasladó al interior de los hogares. Cada hogar se convirtió en un altar clandestino para recordar al Perú ausente, para alimentar la esperanza de volver al regazo de la madre patria peruana.
Nada pudo lograr la chilenización de Tacna. Ni los halagos, ni los premios, ni las nuevas construcciones, las enseñanzas de los maestros, que llegaron del sur, o las crónicas que notables periodistas escribían. Tampoco pudieron convencerla las amenazas, las persecuciones a sus hijos, las cruces negras pintadas a la sombra de la noche, la muerte de los inocentes.
Tacna, democrática ciudad que se ganó
el derecho de ser otra vez peruana. Ciudad hecha de granado, de vilca, de
canción, que se despierta y dormita arrullada por el rumor del Caplina, su
generoso río niño y subterráneo; ciudad de callejones y de flores que la
adornan todo el año, perfumando el desierto.
En resumen, ciudad hecha al pedido de
sus hijos, eterno ejemplo de lealtad.
FREDY GAMBETTA
Foto antigua del Centro Cívico de Tacna (internet)
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