En la interesante Autobiografía
del Rey inglés que abdicó, creo que era Eduardo VIII, leí que de joven tuvo que
hacer su servicio militar como todos los demás ingleses. Sus camaradas de tropa
no tomaron en cuenta su investidura real y, uno a uno, le dieron de puntapiés
al pobre que no pudo defenderse. El futuro Duque de Windsor decía con humor que
esto lo hicieron sus compañeros para poder decir algún día que le habían dado
un golpe en el trasero al mismísimo Rey de Inglaterra.
Este es un botón de muestra más
para nuestra atrasada sociedad: en los países más civilizados, hasta los reyes
han pasado por el Servicio Militar Obligatorio (desde ahora SMO); acá, en el
país de las maravillas, los pituquitos de estofa rancia se crean leyes para
saltarse esta etapa. Antes fue la leva en zonas incomunicadas o la odiosa “vara”
con algún oficial encargado, cuando no la coima. Hoy, se maquilla la payasada
con una “multa ejemplar”: 1,850.00 nuevos soles. ¿Ejemplar para quién? Todos podemos
responder esta pregunta. De ahí que suscribo totalmente lo que se dice en las
redes sociales y algunos medios: es una propuesta DISCRIMINATORIA. Lo es y
punto.
¿DISCRIMINATORIO ES SERVIR A TU
PATRIA?, comentan en ciertos lugares. Pero el punto no es ese, señores. Nadie debería
mezclar papas con camotes, solo los sebiches. Nadie dudará del valor cívico de
servir en el Ejército del Perú. Es cierto que los beneficios que ofrece la
Institución son insuficientes para atraer más voluntarios; debería mejorarse
mucho en ese aspecto. Con todas sus sombras, la experiencia del Ejército
siempre será saludable. Enseña valores que perduran muchos años: disciplina,
respeto, reciedumbre, amor a lo nuestro. Los casos negativos de abusos,
afortunadamente, han ido menguando con el tiempo. Todos mis sinceros respetos y
admiración a quienes hayan pasado por el SMO o Voluntario.
Yo no me enlisté. He vivido en la
época del Servicio Militar Voluntario. Mis padres prefirieron que estudie a que
vaya al Ejército ese par de años y yo estuve de acuerdo con ellos. Había escuchado historias, reales no sé, que hacían
que viera con espanto a la Institución Armada.
Entonces, no es el Servicio en sí
lo que se critica, sino la manera en que se selecciona al obligatoriamente
voluntario que “servirá”. La ley dice: el nuevo Servicio Militar será para
quien no esté estudiando, habrá una multa de casi dos mil soles para quien se
niegue. Nueva pregunta fácil: ¿Hacia qué segmento de la población va esa ley? A
la gente más pobre, por supuesto. Los ricachones tienen a sus papis que les
pagan el sencillo de la multa y ya. Muchos ni estudian, son una zarta de vagos
que siempre vivirán de lo que otros trabajen y padezcan por ellos.
Y, ¿por qué solo los universitarios se libran
del “honor de servir” (vaya paradójico) y no los estudiantes de carreras
técnicas, si los dos, universitarios y de institutos, son jóvenes igualmente
atolondrados, frívolos y despistados, necesitados de un buen remezón de
conciencia? Nuevamente: DISCRIMINATORIO. Además, la Universidad cada vez viene
siendo menos necesaria, a diferencia de los Institutos de formación técnica,
mucho más prácticos y útiles para nuestra economía.
Cuando la ley sea verdadera, es
decir, que no haga la vista gorda por amiguismo o dinero y vea a todos
los hijos de congresistas y empresarios responder al “¡Para ranas, un, dos!”
con un “¡Tres, cuatro!”, quizá yo mismo me anime a hacer el SMO. Mientras tanto,
seguiré rechazando este y otros proyecto DISCRIMINATORIOS que siguen deteniendo
nuestro avance a ser una nación de verdad.
Por eso y muchas cosas más, sigo
creyendo que es una iniciativa DISCRIMINATORIA.
Para quienes están en la edad en hacer el Servicio Militar, si está en sus posibilidades y deseos, únanse a las Fuerzas Armadas, la experiencia les valdrá la pena.