Esto viene a causa de algunas –espero exageradas- noticias oídas desde Tacna hace ya buen tiempo. Esto es, por si acaso, escrito entes de la ii guerra; el libro del que lo saqué señala el año de 1939.
LA CONVERSIÓN DE ISRAEL (cont.)
por el R. P. Joseph Bonsirven, S. J.Manifestación todavía más directa de Jesús: su Iglesia, en su vida y sus instituciones. Muchos judíos se han impresionado por la liturgia católica y encuentran en ella la revelación que buscaban. He aquí lo que dice un inglés apartado de su religión desde su adolescencia:
"Un día de fiesta visitaba con mis amigos un monasterio benedictino francés; en él encontré la revelación de una vida nueva y extraña: la vida de obediencia, que trae consigo la dicha y una serenidad desconocida hasta entonces..."
Comprobar así cuánto responde nuestro ministerio sacerdotal a las necesidades espirituales más apremiantes...Hace algunos años un israelita de Marsella...
"Hacia las dos de la mañana no quedaban en el coche de tercera más que el jesuita y Z... Este último, tomando entonces por primera vez la palabra, dijo: "Verdaderamente, les envidio a ustedes, los católicos, que tienen soluciones para todas las dificultades de la vida...". Y adquiriendo confianza con todo lo que acababa de oír, nuestro hombre empezó a referir con los detalles más íntimos, su vida de treinta y dos años a su benévolo compañero de viaje. Cuando éste le ofreció, después de una confesión tan completa, darle la absolución, Z. confesó que era israelita, pero cansado de las sutilezas rabínicas de su religión...Poco después se hacía instruir y ocho mese después recibía el bautismo".
Manifestación todavía más directa de Jesús: su persona y su doctrina... hoy en día muchos judíos son conquistados por el Evangelio...Aquí también lamento no poder dar más que un ejemplo:
"Me parece -escribe un contemporáneo- que mi conversión se debe a este único hecho: he leído los Evangelios. Leyendo ciertos textos de San Juan invadió mi alma una gran luz... que me transportó a la vida sobrenatural, me hizo adherirme al Verbo de Dios con toda mi alma y me ha conducido hasta el don total de todo el ser en la vida religiosa".
En fin, no ya aparición, sino acción directa del Dueño de los corazones...Estas intervenciones sobrenaturales, ejercidas principalmente por la Eucaristía, se vuelven a encontrar en numerosas conversiones judías...
"Raquel L... es una muy activa obrera social. De ascendencia judía, no tenía del Cristianismo sin la instintiva hostilidad de su raza. Un día al caer la noche pasó ante una iglesia católica... Raquel, consciente de ser una extraña, se sentó tímidamente en una silla cerca de la puerta. Pero según se desarrollaba la ceremonia, una extraña fascinación se apoderó de ella...cuando el sacerdote elevó la Custodia para bendecir a la muchedumbre, la joven fue embargada de una profunda emoción religiosa. Es incapaz de describir lo que experimentó en ese momento, pero quedó repentinamente subyugada por la certeza de la presencia real de Nuestro Señor en la Hostia santa. Al mismo tiempo fue tal su convicción íntima de la verdad cristiana, que al día siguiente fue en busca de un sacerdote católico y le pidió que la instruyera". (...)
(De hecho, todas estas manifestaciones mueven también a los inconversos no judíos.)
Jesús se muestra y hace su entrada en un alma. Pero aún no está conquistada definitivamente. Con más frecuencia ese primer cerco provoca una reacción de defensa, una crisis moral terrible y cruel, que procede de muchas causas: motivos del corazón, la aprensión de agitar y apenar a los parientes amados y respetados, el temor de verse maldecido y arrojado por ellos...el temor de ser mal acogido por los cristianos, frecuentemente antisemitas (...)
Esa crisis interior, con frecuencia larga y dolorosa, no se desenlaza sino en el bautismo. La formación cristiana que reciben los catecúmenos comienza a resolverla (...)
Ciertos cerebros judíos tiene mucha dificultad en recibir nuestros dogmas...Otros, por el contrario, entran francamente en nuestros misterios (...)
...pruebas
La primera y la más crucificante viene de las vejaciones que los suyos hacen sufrir al convertido. En efecto, las familias judías, aun las más indiferentes religiosamente, juzgan perjudicado su honor cuando unos de los suyos se hace cristiano...Reproches sangrientos, amenazas, golpes, secuestros, nada se perdona para hacer volver al buen camino al apóstata; si persiste, con frecuencia es expulsado del hogar familiar, privado de todo apoyo material y moral, reducido a la pobreza y a un aislamiento que no compensa apenas la acogida, frecuentemente fría y desconfiada, de los católicos.
Sin embargo, casi todos eso convertidos perseveran. Aun más, son muchos los que se hacen cristianos de gran clase.... muchos llegan a abrazar la vida de perfección, sea en las Ordenes religiosas, sea en el mundo; la mayor parte, vuelve a encontrar ese espíritu de proselitismo que duerme en toda alma judía y se convierte en apóstoles conquistadores.
En el campo más arduo de las virtudes morales, esos neófitos no economizan su esfuerzo... El R. P. Bangha, de Budapest, que ha formado a millares de catecúmenos judíos, escribe: "Hay conversiones de judíos que producen un Cristianismo, tal, que un pastor de almas podría desear que todos los católicos de nacimiento se llenasen así de celo y de sumisión religiosa".
CONCLUSIÓN
Para concluir, dos ruegos, uno para los judíos, el otro para los cristianos.
A nuestros hermanos separados de Israel. ¡Sí!, nuestros hermanos, pues apelamos a los mismos Padres, estamos arraigados en la misma historia santa, creemos encontrar la palabra de Dios en las mismas Escrituras inspiradas y rogamos por medio de los mismos textos sagrados. ¡Ojalá no os irriten estas páginas sobre la Conversión de Israel! No nos reprochéis un proselitismo que es una herencia y un legado de Israel... No os imputamos como un crimen los cristianos que todavía incorporáis a la Sinagoga. Leal es nuestro apostolado; cuando confiáis vuestros hijos a nuestros religiosos, instructores u hospitalarios, ninguna presión se hace sobre ellos para incorporarlos a la Iglesia. Sufrís al ver a los judíos que se han hecho cristianos perdidos para la nación de Israel. ¿De quién es la culpa? Con frecuencia su fe cristiana resucita su judaísmo; quisieran estrechar los lazos con su pueblo, y vosotros los rechazáis.
A nuestros hermanos en Cristo. Apreciad en su valor las conversiones de los judíos al cristianismo, ayudadles, no les descorazonéis. San Pablo nos revela el misterio: todo Israel terminará por entrar en la Iglesia, realizando la "plenitud de Cristo" procurando el completo establecimiento del Reino de Dios. Es probable que eso se produzca, no por una conversión en masa, sino por adhesiones individuales. Esas conversiones las obtendremos por medio de nuestras plegarias, por el esplendor atrayente de nuestra vida cristiana, testimonio que todo cristiano debe rendir a su Señor, deber elemental de la Acción Católica. Haremos nacer las ocasiones amando como a nosotros mismos a nuestros hermanos de Israel. Sobre todo, no desaniméis esas conversiones, ya tan difíciles, al afectar por los judíos una afección, una desconfianza y un desagrado totalmente injustificados; aunque tengáis una razón legítima para quejaros de algunos judíos, no incriminéis a toda la nación. Considerad este juicio de San Pablo: "Si con respecto al Evangelio los israelitas se han hecho enemigos de Dios, procurándoos así el don de la fe, siguiendo el orden de la elección y en razón de los patriarcas, son los bien amados; pues los favores y la elección divina son irrevocables" (Romanos, XI,28-29).