Yo voy a la iglesia todo domingo, pues es fiesta de guardar.
El localcito de mi parroquia, generalmente, no llega a llenarse, por lo que siempre que llego allí encuentro un asientito, atrás o adelante, pero participo siempre bien sentadito; y no sólo yo sino todos los feligreses.
Hoy (ayer) tuve un problemita: fui a comprarme unos CDs de a sol en la Chacra de la Olla y se me pasó la hora,
Ya era casi el momento del inicio de la Misa cuando llegué a casa, pero iba sin apuro porque vivo a solo unos minutos de la iglesia.
Cansado por el día de trabajo, esperaba con ganas encontrar rápido una banquita de madera para poder participar en la celebración del día (y más hoy pues es Domingo de Ramos, inicio de la Semana Santa). Pero cuando llegué, oh sorpresa y desilusión! Sorpresa porque la parroquia estaba reventando de gente; desilusión porque mis pobres pies tendrían que soportar mi cuerpo un par de horas más.
Allí, afuera de la parroquia, parado y apretujado entre la gente, pensaba: « ¿Qué raro no? Si la semana pasada no estaba tan lleno como hoy. ¿Los corazones de mis hermanos católicos habrán sido movidos a piedad? ¿La necesidad de alimento espiritual los habrá traído? ¿Acaso hubo un temblor en la mañana para que vengan a tropel al lugar santificado? ¿O capaz hoy se casa el hijo del alcalde? ¿Esto no pasó también el día de Todos los Santos? » Con optimismo, pensé que mis hermanos se habían convertido milagrosamente.
En fin, la Misa acababa de iniciar y era momento de prestar la mayor atención posible a las palabras que diera nuestro párroco; más aun porque yo estaba muy atrás y, no se escuchaba muy bien. Entre lo que recuerdo haber oído, me viene a la mente lo siguiente:
_ Hola, Juan, ¿qué dice la familia?
_ Nada, Lucho, ahí todo bien. Y tú, ¿qué te cuentas?
_ Oiga, no apriete, pué!!!
_ Familia, mañana voy a hacer caldo de pollo nomás, porque nadie me dice qué cocino, ah.
_ Mira!, creo que es un Padre nuevo y han pintado la parroquia.
_ Pero, joven, si allá hay espacio, avance pe!
_ Mamá, no hice la tarea de CTA y me está doliendo el estómago.
_ ¿Aló?
_ Etc.
Además de esto, pude escuchar la Misa. Fue muy bonita, muy aleccionante. Estoy seguro de que cualquiera que la haya escuchado con algo de interés tendrá la misma opinión y no habrá regresado igual a su hogar.
Y así, al cabo de un rato, concluyó la celebración. Muy reconfortado, porque mis vecinos han tomado conciencia en el Ser Superior, salí –a empujones- de la parroquia, haciéndome la solemne promesa de llegar la próxima semana mucho más temprano para agarrar asiento, digo, para mostrar mi piedad y no incomodar a mis hermanos que seguro vendrán en esa importante cantidad nuevamente.