Soy de TACNA, y escribo desde acá ocurrencias propias y no necesariamente por coyunturas.

sábado, 31 de marzo de 2012

HABLANDO DE LA PUREZA DE LA LENGUA


Me dijo mi compañera, acérrima defensora de las Gramáticas:

«¿Sabes qué tan ignorante es la gente que ni sabe hablar correctamente, Bíctor? Hay muchos brutos. Al menos, nosotros que somos universitarios aprendemos la lengua de a pocos. Es por esto que nuestra labor debe de ser educar a los que no saben. Y, por supuesto, nuestro oficio amerita una buena retribución económica. Desde ya, tenemos que leer todos los libros de la Docta y Omnisciente Academia. Tú entiendes el trabajo a realizar, Bíctor, porque también sabes de gramas y ticas.»

A lo que respondí:

«Amiga, la única oración completa que los puristas llamarían correcta de todo lo que acabas de  decir es: ¡´Hay muchos brutos´!»


05-01-12
ella



yo

sábado, 24 de marzo de 2012

PRESENTACIÓN BLOG LENGUAJE


Fue gracias a un artículo del extinto Washington Delgado que me gustó la Gramática. Tenía 16 años cuando leí ese textito. Antes había sido como todos, coherente: «¿para qué me puede servir  conocer los componentes de la oración compuesta?, etc.».  Como siempre,  mi curiosidad e interés ganaron a mi visión de futuro, así que dejé la Universidad de Tacna y me fui a Arequipa a dar rienda suelta a mi nueva «vocación». Todo gracias al señor Delgado,  poeta cuyas poesías nunca leí. Algo aprendí en La Blanca, sobre todo a no darle tanta importancia a esa gramática que fue la que me hizo viajar, a esa gramática que usamos muchas veces para hacer creer a todos lo cultos o correctos que somos. En fin, yo no digo que sé Gramática, sino Lenguaje (no mucho, pero me defiendo).

Aquí, entonces, mis comentarios a temas de lenguaje.  Temas que, aunque no lo parezca, son de gran importancia para la sociedad de nuestro país.






Washington Delgado










sábado, 17 de marzo de 2012

QUEMANDO VÍRGENES. OPINANTE


_Solo pudo hacerlo un desadaptado mental. ¿O ustedes tiene otra opción?

_Veamos, Bictor, puede haber otra opción. Mira cerca, mira a Rusia quemando iglesias y tirando imágenes hace menos de un siglo.

_Es verdad. Pero entonces, ¿eran locos todos esos?

_No lo creo. Debe de haber otro factor  además de la demencia que origina estos actos: el odio ciego. Una persona que sude por todos los poros aversión a estos símbolos.

_ ¡Ah! Me olvidaba. También están los ingorantes. Si viniera Tarzán y alguien le ofreciera 1000 plátanos por tumbarse la imagen de San Pancracio, lo haría sin el menor cargo de conciencia y culpa.

No más, creo yo.


¿Aprobación o desaprobación? Personalmente desde mi propia opinión personal según yo mi punto de vista es que la desapruebo; sobre todo por el hecho de ser creyente.  Creo que si alguien derrumba El Ojo que Llora pasaría lo mismo con las personas que veneran (o adoran) esa piedra como símbolo político - social.

¿Se molestará el creyente cuando oiga o lea comentarios como «Bien hecho, ojalá destruyan todas esos ídolos.» o «Ya era hora de que alguien lo haga. Yo también quiero tumbarme una»? Supongo que sí. Pero, pensemos. Ambas opiniones (pro y contra) son comprensibles en muchos casos. Los primeros deben de ser gente que vivió en lugares religiosos e hipócritas a la vez, quizá es gente que defiende a capa y espada las últimas teorías cosmológicas, será gente lo suficientemente culta y autosuficiente que no necesita ayuda externa que tal vez ni existe.


Se debería hacer el intento de comprenderlas. En mi caso, viene a ser como un acto de reciprocidad. A mí también me comprenden mis amigos cuando rajo a más no poder de los green, de los ecologistas adalides de la naturaleza, idealistas jóvenes defensores de la vida pura y verde como la marihuana. He ironizado de los greenpeace, no porque sean tontas todas sus posturas (algo de rescatable deben de tener J), sino porque eran espesos, más espesos que quáquer mañanero o Testigo de Jehová tocando la puerta en día de resaca. Hay cosas que en exceso, por más buenas que sean, hostigan.

Afortunadamente, ahora soy más comprensivo, menos inmaduro. El adolescente fanfarrón de años pasados ahora es más sobrio. Aunque nunca faltarán las ocurrencias espontáneas para con mis muy caros amigos (casi hermanos) de grin-PIS, oenegés y protectores de animales a quienes siempre llevo en el corazón. ¡Vean cuánto los aprecio!

Se debería hacer el intento de comprendernos.
Mientras no lleguemos a la ofensa.



Tacna, 14-03-2012
23:56 horas



sábado, 10 de marzo de 2012

CALLE JORGE BASADRE


Jorge Basadre debe inaugurar la sección CALLE JORGE BASADRE.

Anoto mis impresiones a una biografía que creo, la mayoría conoce.

_Años atrás, , lo que más me impactó del señor Basadre fue su arraigado cariño por el Perú. Él tuvo la posibilidad de irse al extranjero a residir alli, ganar más dinero y tener una vida cómoda, rodeada de un prestigio merecido. Pero él apostó por el Perú. En lugar de vender su talento a desconocidos, lo obsequió a sus compatriotas, a nosotros los peruanos que somos tan frecuentemente ingratos.

_ He leído, hace años,los más de 10 tomos de la HISTORIA DE LA REPÚBLICA DEL PERÚ que Basadre escribió . dicen los entendidos que esta obra es Monumental, y yo estoy completamente de acuerdo con ellos.

_Su madre. Ese afecto por el país que caracterizó a nuestro personaje debió de heredarlos de su familia, y de la época que le tocó vivir. De doña Olga (ya escribiré sobre ella) bebió el niño un patriotismo digno, centrado y valiente.

_Hombre precoz. En 1928, con 25 años, ya era catedrático en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y, a los 26, ya había escrito La iniciación de la República, famoso texto dentro de la historiografía peruana. Perteneció a esa inigualada hasta ahora Generación del Centenario que buscó resolver la problemática que envolvía la vida peruana,  tanto que se los llegó a conocer como la generación de la solucionática.

_La U de Basadre. Antes de irme, veía en la tele, oía en la radio y leía en cuanto texto la  gente de la Universidad Jorge Basadre creaba, que ellos siempre empezaban todo con una frase de Basadre. Viendo la situación universitaria, con ubn nivel académico inadecuado y una organización desastrosa, me sonó más a hipocresía o figuretismo ese tipo de alusiones, por lo que escrbí un poco sobre la universidad. Ahora que vuelvan las clases a nuestra  querida U de Tacna, las difundiré por segunda vez en el Blog. Aún no creo que la UNJBG merezca el nombre que tiene.


Don Jorge, usted se ha ganado nuestro homenaje. Deseo mucho que sus paisanos, losde Tacna, lo recuerden, y no solo porque su cara aparece en el billete de 100 soles; usted vale más.





la biografía en: http://www.unmsm.edu.pe/basadre/biografia.htm




viernes, 2 de marzo de 2012

«16 FORMAS DE DESCRIBIRME»

George Bernard Shaw fue un famosísimo escritor nacido en Irlanda en 1856. Vivió casi 100 años, y los vivió intensamente. Fue escritor (ganó el mismo Nobel que Vargas Llosa), dramaturgo, activista, político, concejal, crítico musical y literario, vegetariano a más no poder ("Fui caníbal durante veinticinco años. Por el resto de tiempo, he sido vegetariano"), protestante de niño, agnóstico el resto de la vida, socialista impenitente (mas, fue defensor de nazis y fascistas), guionista de cine (ganó un Óscar) y quizás algo más.
Una vida tan llena de acontecimientos, ¿no merece ser más conocida? Está disponible AQUÍ. Que él mismo se justifique.Los invito a leerla de boca del mismo autor (casi):



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MI DISCULPA POR ESTE LIBRO

La gente me pregunta continuamente por qué no escribo mi propia biografía. Yo respondo que no soy nada interesante en punto a biografía. Jamás he matado a nadie. Nunca me ha sucedido nada extraordinario. La primera vez que un quiromántico me examinó las manos me proporcionó una gran sorpresa contándome la historia de mi vida, o, al menos, tanto de ella como se lo permitió el tiempo. Aparentemente conocía algunas cosas que yo nunca revelé a nadie. Días más tarde mencioné, en conversación con un amigo (William Archer), que había estado haciendo experimentos de quiromancia.
Inmediatamente mi amigo me extendió la mano y me desafió a que le dijera de su vida algo que no supiese gracias a mi amistad con él. Le dije de su vida exactamente lo que el quiromántico me había dicho de la mía. También él se asombró, como me asombrara yo anteriormente. Ambos habíamos creído que nuestras experiencias eran únicas, en tanto que eran iguales en un noventa y nueve punto nueve por ciento. Y el quiromántico no se había referido al punto uno por ciento restante. Es lo mismo que si una pareja de monos creyeran que sus esqueletos son únicos. Y tendrían razón, pero sólo en lo concerniente a uno o dos huesos, porque los anatomistas nos dicen que no hay dos esqueletos exactamente iguales. En consecuencia, un mono tiene todo el derecho del mundo a exhibir su hueso o dos, como curiosidades. Pero debe rechazar el resto de su esqueleto como totalmente carente de interés. Debe guardárselo para sí, si no quiere aburrir intolerablemente a la gente con él.

Y he aquí mi dificultad como autobiógrafo. ¿Cómo debo escoger y describir ese punto cinco por ciento de mí mismo que me distingue de otros hombres más o menos afortunados que yo? ¿Qué interés humano puede haber en un relato detallado de cómo el ilustre Smith nació en el número seis de la calle Mayor, y creció hasta llegar a los veinte años, cuando los oscuros Brown y Robinson, nacidos en los números siete, ocho y nueve pasaron exactamente por la misma rutina de crecer, alimentarse, excretar, vestirse y desnudarse, alojarse y mudarse? Para justificar mi biografía es preciso que Smith haya tenido aventuras. Es necesario que le hayan ocurrido cosas excepcionales.
Pues bien, yo no he tenido aventuras heroicas. No me han ocurrido cosas. Por el contrario, soy yo quien ha ocurrido a las cosas. Y todos mis acontecimientos han tomado la forma de libros y obras de teatro. Leedlos, presenciadlas y conoceréis toda mi historia.
El resto no es más que desayuno, almuerzo, comida, dormir, despertar y lavarse, ya que mi rutina diaria es igual a la de todos. Voltaire os dice en dos páginas todo lo que necesitáis saber acerca de la vida privada de Molière. Cien mil palabras habrían hecho intolerable el relato. Además existe la dificultad de que, cuando realmente ocurre una aventura, alguna otra persona está generalmente complicada en ella. Pero el derecho que uno tiene a narrar su propia historia no incluye el de narrar la de otros. Si se viola este derecho, y la otra persona todavía vive, téngase la seguridad de ser violentamente contradicho. Porque dos personas nunca recuerdan el mismo incidente del mismo modo y muy pocas personas saben con exactitud qué les ha ocurrido o no pueden describirlo artísticamente. Y las biografías deben ser artísticas si pretenden ser legibles.

Las mejores autobiografías son confesiones. Pero si un hombre es un escritor profundo, entonces todas sus obras son confesiones. Uno de los más grandes hombres que jamás hayan intentado escribir su autobiografía fue Goethe. Después de su niñez, que es la parte más interesante de cualquier autobiografía, aun de la peor, sus tentativas de eludir el tema resultan lamentables. Busca asilo en retratos de todos los Juanes, Pedros y Diegos que conoció en su juventud, personas totalmente anónimas, y el libro se le cae a uno de las manos y no es recogido. Yo soy una de las muy pocas personas que han leído las Confesiones de Rousseau de cabo a rabo y puedo asegurar que, desde el momento que deja de ser un joven aventurero un tanto bribonesco para convertirse en el gran Rousseau, daría lo mismo que fuese cualquier otra persona, tan poco se puede aprehender o recordar de su vida cotidiana. Tengo un vívido recuerdo de sus relaciones con Madame de Warens a los dieciséis años. Pero no me queda la más leve impresión de la Madame D'Houdetot de sus cuarenta y cinco, y sólo recuerdo el nombre. En resumen, las Confesiones me dicen muy pocas cosas importantes acerca del Rousseau adulto. Pero sus obras nos dicen todo lo que necesitamos saber. Si surgiera a la luz la vida diaria de Shakespear, desde su nacimiento hasta su muerte, y simultáneamente se perdieran Hamlet y Mercutio, el resultado sería la sustitución de un hombre sumamente interesante por uno perfectamente vulgar.
En el caso de Dickens se sabe tanto de su vida que lo mismo podría haber sucedido a Wickens, Pickens o Stickens, que sus biógrafos han conseguido borrarle para los que no leen sus libros y, para los que sí los leen, arruinar su retrato penosamente.

Por lo tanto los fragmentos autobiográficos que abultan este volumen no me presentan desde mi propio punto de vista, del cual tengo necesariamente tan poca conciencia como del gusto de la saliva, porque siempre la tengo en la boca. Esos fragmentos señalan
principalmente lo que ha sido omitido o mal entendido. He indicado, por ejemplo, que un joven que conoce las obras maestras de la música moderna está en rigor mucho mejor educado que uno que sólo conoce las obras maestras de la antigua literatura griega y latina. He descrito el desdichado sino, en nuestra sociedad, de los Venidos-a-Menos, como llamo a los caballeritos que descienden de la plutocracia por la rama de los hijos menores y para quienes una educación universitaria está más allá de las rentas de sus padres, cosa que les deja convertidos, por tradición familiar, en caballeros carentes de los medios y de la educación de tales, en vanidosos tronados. Me ha parecido bien advertir a los jóvenes que es tan peligroso saber demasiado como saber demasiado poco, ser muy bueno como ser muy malo, y que la Seguridad Ante Todo consiste en saber, creer y hacer lo que todos saben, creen y hacen. Menciono estas cosas, no porque haya sido intolerablemente perseguido o, hasta ahora, asesinado, sino porque conciernen a toda mi clase de Venidos a Menos y porque, cuando se las enuncia inteligiblemente y se las entiende así, pueden ayudarles a adquirir conciencia de su clase y a hacer que se comporten mejor. Y así, como soy incorregiblemente didáctico, violo las leyes biográficas con que comencé esta disculpa y cuento de mí mismo muy poca cosa que no
pudiera haber sucedido a un millar de Shaws y a un millón de Smiths. Quizá nuestros psicoanalistas puedan encontrar en un material tan insulso alguna clave que se me ha escapado.
...
Ayot Saint Lawrence, 15 de enero de 1939. Revisado en 1947.