Soy de TACNA, y escribo desde acá ocurrencias propias y no necesariamente por coyunturas.

lunes, 13 de febrero de 2012

VALLEJO Y LAS MINAS

19-01-12

Ahora que está candente el tema minero, con sus miles de opositores y también, sus miles de defensores, presento una obra de César Vallejo relacionada con el tema.

No me ha tomado más de dos días leer esta novela. EL TUNGSTENO nos cuenta lo que sucede en el pueblo de Quivilca y alrededores al asentarse una mina de la norteamericana Mining Society.

La lectura nos volvería antimineros acérrimos: ¡CONGA NO VA! Cierto. Las escenas que ambienta el gran poeta peruano son capaces de generar justas indignaciones. Sin embargo –y no digo esto para cubrir la multitud de tropelías y dislates que hicieron y hacen todavía las mineras-, uno no puede cometer la candidez de creer que así como los describe la novela es la vida aledaña a estos campamentos en el Perú. No olvidemos entonces, que es una novela ante todo.

Esto último no quita el hecho de que Vallejo logra mostrarnos muchos acontecimientos de ese contexto (quizá exagerándolos a veces):


El movimiento que genera una mina (p. 07) * 
«El dinero empezó a correr aceleradamente y en abundancia nunca vista en Colca, capital de la provincia en que se hallaban situadas las minas. Las transacciones comerciales adquirieron proporciones inauditas. Se observaba por todas partes, en las
bodegas y mercados, en las calles y plazas, personas ajustando compras y operaciones económicas. Cambiaban de dueños gran número de fincas urbanas y rurales, y bullían constantes ajetreos en las notarías públicas y en los juzgados. Los dólares de la "Mining Society" habían comunicado a la vida provinciana, antes tan apacible, un movimiento inusitado.»


La vida licenciosa (p. 27)
«Fue Leónidas Benites a quien tocó jugar el primero.
–¿Pero qué jugamos? -preguntaba Benites, cacho en mano.
–¡Tire no más! -decía Baldazari-. ¿No está usted oyendo que vamos a jugar a la Rosada?
Benites respondió turbado, a pesar de su borrachera:
–¡No, hombre! ¡Jugar al cacho a una mujer! ¡Eso no se hace! ¡Juguemos una copa!
Unánimes reproches, injurias y zumbas ahogaron los tímidos escrúpulos de Leónidas Benites, y se jugó la partida.»


El servilismo (p. 78)
«El alcalde balbuceaba, bamboleándose de borracho:
–¡Yo soy todo de los yanquis! ¡Yo se lo debo todo! ¡La alcaldía! ¡Todo! ¡Son mis patrones! ¡Son los hombres de Colca!
–¡No solo de Colca -argumentaba Mateo Marino-, sino del departamento! ¡Ellos mandan! ¡Qué carajo! ¡Viva míster Taik, señores!.»


El menosprecio por la persona (p. 77)
«–Vaya usted a traer la banda de músicos. Despiértelos a todos los cholos cueste lo que cueste y dígales que el subprefecto, el juez, el alcalde, el cura, el médico y todo lo mejor de Cannas está aquí, y que vengan inmediatamente.
El médico Riaño opuso un escrúpulo:
–¡Doctor Ortega! ¿Cree usted que debe traer la música?
–¡Pero es claro! ¿Por qué no?
–Porque como ha habido muertos hoy, la gente va a decir...
–¿Pero qué gente? ¿Los indios? ¡Qué ocurrencia! ¡Vaya usted, vaya nomás! -volvió a decir el juez al gendarme.
Y el gendarme fue a traer la música corriendo.»


Las voces en contra (p.83)
«–Pero, vamos a ver, señor Benites. ¿Usted no está convencido de que los gringos y los Marino son unos ladrones y unos criminales, y que viven y se enriquecen a costa de la vida y la sangre de los indios?
–Completamente convencido -dijo Benites.
–¿Entonces? Lo mismo, exactamente lo mismo sucede en todas las minas y en todos los países del mundo: en el Perú, en la China, en la India, en África, en Rusia...»

Etc.

La obra merece nuestra lectura. No tiene muchas páginas, y está disponibleAQUÍ.

Junto con El Tungsteno, hay en el archivo más obras en prosa de Vallejo. Como para conocer la otra faceta de nuestro inigualado poeta.


Datos importantes

Título: (El) Tungsteno
Autor: César Abraham Vallejo Mendoza
Año de publicación: 1931

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Yo leí la versión del libro de la foto.



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